Hola Ave. Como lo prometido es deuda, aquí estoy. Llevo un rato curioseando tus “esculturas”. He llegado a la conclusión que merecen todas el indulto, ningún pez por grande o por sabroso debería morder estas miniaturas. Todas se merecen la vitrina con iluminación propia, como las importantes obras de arte. Ya sabes que tuve una gran afición por la pesca; tu blog me ha recordado aquella época y la maravillosa sensación de tener enganchado a un fino sedal un animal astutamente engañado, que por otra parte nunca fui capaz de comer. Mi amor por la naturaleza hizo bien su trabajo, y hoy mi caña y mi cesta cuelgan polvorientos en algún rincón de casa. Pero ya sabes que os respeto y admiro, compartimos el río, vosotros con vuestro sano deporte y yo disfrutando de todo lo que veo, a la orilla del agua. Y si además te planteas el reto de ser tu propio y autodidacta constructor de cebos, y funcionan, pues mejor que mejor, pues me estás demostrando que observas, reproduces… en definitiva aprecias la naturaleza y por eso te perdono el mal rato que haces pasar a tus presas. ¡Que te aprovechen! Un abrazo, amigo.
Hola Ave. Como lo prometido es deuda, aquí estoy. Llevo un rato curioseando tus “esculturas”. He llegado a la conclusión que merecen todas el indulto, ningún pez por grande o por sabroso debería morder estas miniaturas. Todas se merecen la vitrina con iluminación propia, como las importantes obras de arte.
ResponderEliminarYa sabes que tuve una gran afición por la pesca; tu blog me ha recordado aquella época y la maravillosa sensación de tener enganchado a un fino sedal un animal astutamente engañado, que por otra parte nunca fui capaz de comer. Mi amor por la naturaleza hizo bien su trabajo, y hoy mi caña y mi cesta cuelgan polvorientos en algún rincón de casa. Pero ya sabes que os respeto y admiro, compartimos el río, vosotros con vuestro sano deporte y yo disfrutando de todo lo que veo, a la orilla del agua. Y si además te planteas el reto de ser tu propio y autodidacta constructor de cebos, y funcionan, pues mejor que mejor, pues me estás demostrando que observas, reproduces… en definitiva aprecias la naturaleza y por eso te perdono el mal rato que haces pasar a tus presas. ¡Que te aprovechen! Un abrazo, amigo.